viernes, 7 de enero de 2011

Bartolomé Cerra



La cerámica esmaltada es una exclusiva fabricación de los hombres de la familia Hemmelmann, quienes conservan la tradición alfarera de Nacimiento, un pequeño pueblo de la VIII Región.

Nacimiento, un pueblo situado a orillas del río Vergara, en un peñón de la cordillera de Nahuelbuta que tiene vista al valle.

Conocido como importante centro forestal, su desarrollo industrial se debe a las plantas de celulosa y a los grandes aserraderos ubicados en la zona.

Sin embargo, Nacimiento también es popular por su linda cerámica. Atribuyen al señor Bartolomé Serra el desarrollo de ésta en el pueblo. Este español se casó con Matilde Hemmelmann y traspasó sus conocimientos a su cuñado, Paulo René Hemmelmann, quien más tarde enseñó el oficio a los hombres del lugar que hoy lo multiplican en una serie de talleres de cerámica y puntos de venta. Claro que los únicos que la esmaltan son los Hemmelmann.

Los hombres de esta familia se han dedicado a este oficio por más de 65 años. Extraen la greda en las cercanías del pueblo (toda la VIII Región es zona de vetas), y utilizan una mezcla de greda azul y amarilla porque es más sólida y se parte menos que los otros tipos de greda. Como es dura como una piedra, la trabajan dejándola remojar unos días en agua, luego la muelen y le quitan todas las impurezas (arena y piedras) con una máquina parecida a las que se usan para amasar el pan. Una vez hecha la pasta, la ponen sobre un torno para darle forma. Las piezas son múltiples: platos, pocillos, maceteros y jarrones.

Lo particular de los Hemmelmann es el esmaltado café y verde que dan a sus obras. Para lograrlo llevan las piezas al horno, a mil grados, en dos oportunidades: primero, durante 30 horas, para cocerlas; y luego, por 36 horas, para esmaltarlas.

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