sábado, 5 de febrero de 2011

LEYENDA DE LOS ENAMORADOS

Esta leyenda acontece hace muchos años atrás, cuando existía la lucha entre españoles y mapuches. Mi padre es la mayor autoridad española de la región, nosotros habitábamos la rivera del río Vergara, cerca de la unión entre los ríos Vergara y Bio bío, todo el territorio estaba protegido por soldados y militares españoles ya que ellos nos protegen de cualquier individuo mapuche que se acerque a nuestro territorio, en caso que así sea los soldados lo apresan y después se disponen a fusilarlo.

Algo que no puedo concebir es que sólo por adueñarse de tierra sean capaz de disponer de la vida de los demás por un rey que ni conocemos en estas lejanas tierras. Mi padre sólo quiere entregar estas tierras tan maravillosas a la corona española, y si tiene que fusilar a cualquiera que se atraviese en su propósito lo hará. Yo un día me encontraba en una hermosa playa y descubrí un apuesto joven que parecía un invasor, pero no quise contarle a los soldados de esta situación, y más bien decidí hablarle, cuando le hablé él se escapó corriendo por las zarzas y el pasto gigante, decidí seguirlo pero corrió tan velozmente que no pude alcanzarlo, unos días volví a esa misma playa y me lo encontré nuevamente, pero esta vez se notaba más tranquilo y sereno, me vio, yo pensé que iba a salir corriendo nuevamente, pero me sorprendí al verlo que seguía ahí, quieto, incluso él fue quien me habló, yo también le hablé y empezamos a conocernos y a conversar, pero siempre con cautela que nadie nos fuera a descubrir, fueron pasando los días y a menudo nos juntábamos a conversar, él me dijo que su padre era el toqui, y yo le comenté que mi padre era el jefe de la comunidad española de la región, de inmediato cuando le comenté lo de mi padre él reflejó en sus ojos algo de angustia, después le pregunté que le sucedía él me comentó que su padre odiaba al mío y lo único que quiere es asesinarlo con sus propias manos, a mi no me sorprendió lo que oí, porque estoy al tanto de las peleas y disputas entre los hombres de papá y los mapuches.

Siguieron pasando los días y me fui dando cuenta que me estaba enamorando aquel joven, a la mañana siguiente él llegó con unas flores que había recogido en el camino, me las entregó y me dijo que se había enamorado de mí, para sorpresa de él, yo también le comenté lo que sentía, y después de eso comenzamos a vernos todos los días, en la mañana, en la tarde y en las puestas de sol, siempre a escondidas.

Un día mi padre hizo que todos los soldados, militares, y ciudadanos españoles se acercaran porque él debía dar un aviso muy importante, hizo que yo me pusiera de pie y llamó a Constantino un joven militar hijo de un amigo de papá y anunció que dentro de una semana me casaría con él, yo tuve que disimular felicidad ante todos los presentes, pero por dentro sentía que se me quemaba el corazón de angustia y tristeza. Cuando amaneció al día siguiente fui aquella hermosa playa a encontrarme con mi amado, le conté la decisión de mi padre había tomado y también le dije que mi padre nunca aceptaría que estuviéramos juntos, él me dijo que lo importante era que siguiéramos viéndonos y que no permitiéramos que eso derrotara ni perturbara todo lo que sentíamos.

Un día antes de la boda, fui a encontrarme con mi amor, cuando estábamos ahí los soldados de papá nos descubrieron, mi amor trató de escapar, pero sin mediar palabras un soldado sacó su espada y en una certera estocada atravesó su corazón, corrí hasta el lugar y solicité el arma al soldado mediante un engaño y me atravesé, nosotros morimos juntos sobre una roca gigantesca, por eso yo todas las noches de luna llena salgo a buscar aquel soldado que asesinó a mi amado para darle muerte con mis propias manos.

Valentina Alejandra Salazar Muñoz

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