
Los comisionados de tan noble labor llegaron a lo más lejano del imperio, donde se encontraba el coronado por naturaleza, pensaron que si en la cabeza tenía oro quizás el resto del cuerpo también, mas, sólo el rey debía quererlo como trofeo, creyeron que sólo el rey querría la cabeza para pegarla en una muralla, bajo ese razonamiento, decidieron cortar la cabeza del pequeño, lamentable sorpresa se llevaron, pues, no encontraron oro en el resto del cuerpo. Emprendieron así el viaje para llevarle la cabeza al rey.
Al llegar a España, grande fue el asombro de los sabios ante la brutalidad de los comisionados, quienes mandaron a pagar sus pecados de la forma en que estos habían incurrido, o sea, les cortaron la cabeza.
Y por ese niño que nació con una corona de oro en su cabeza, se le llamó a ese sector Monterrey.
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