

Antuhueno se había dispuesto hacer frente por el lado norte y oriente, tenía a sus hombres armados con mosquetes y arcabuces, tenía además corazas y cascos. Benar realizó una serie de ataques falsos, para que los mapuches gastasen todas sus municiones y por el temor a ser destruidos por el aguerrido Antuhueno. Después de realizar ataques falsos toda la noche en la mañana realizó un ataque cerrado con todos sus hombres, pero he aquí donde un acontecimiento cambiaría el rumbo de toda nuestra historia Nacimentana.
Cuentan que Cortez un soldado español, el cual se hacía acompañar por una perra divisó una zorra la cual se atravesó en el frente de batalla, y con prontitud la perra de Cortez se abalanzó sobre la zorra la cual cazó y mató. Hasta antes de este hecho la batalla era favorable para los de Antuhueno, habían muerto 20 españoles de 80. Pero con un sentido supersticioso los mapuches creyeron que la muerte de aquella zorra por la perra española era signo de mala suerte, lo cual hizo cambiar la actitud de los aborígenes. Antuhueno siguió alentando a sus hombres pero el significado de lo ya visto era más fuerte que las palabras de él. Aprovechando esto, los hombres de Bernal atacaron con todo, porque era de vida o muerte tomar este punto estratégico, los mapuches comenzaron su retirada, pero Antuhueno con la heroica valentía luchó hasta el final, pero ya estaba solo, los españoles encima de él, cuando se dio cuenta de aquello fue atravesado por tres bayonetas españolas, él con una lanza empuñada y ya en el suelo todo cubierto de sangre grito Mari chiwueo, y dejó de respirar.
Fue así como lograron posicionarse en este punto tan estratégico, quizás sin ese acontecimiento de la naturaleza, la historia de nuestra ciudad y país se hubiera escrito de otra forma, si los mapuches no hubieran sentido doblegado por la fuerza, el espíritu del bosque, en ese ataque de una perra a una zorra.
Camilo Castro Rebolledo.
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